lunes, 13 de mayo de 2013

LOS ESPARTEROS...

Elaboración del serijo
De padre a hijos, desde tiempo inmemorial, los pastores de Sonseca han trabajado artesanalmente el esparto, fabricando con sus encallecidas y a la vez, hábiles manos utensilios, enseres para el uso doméstico: esteras, redores, seras, serones, espuertas, sarrietas, angarillas, ruedos para los carros... Pero es el serijo su obra artesana más lucida, por su dificultad, variedad, decoración, utilidad y cierta originalidad personal en sus hechuras.

 


ELABORACIÓN
Hecho de junco, que por su longitud, flexibilidad y a la vez dureza, reúne las características más apropiadas para constituir el principal material a la hora de hacer un serijo, además, se puede coger en lugares húmedos del entorno con relativa facilidad.

 
Se machaca con una maza de madera con el objeto de que no se resquebraje al doblarlo.

Para comenzar el serijo se necesita un aro de hierro o de madera con el diámetro que desees darlo.
 
A éste se le ata una cuerda, que antaño se hacía de esparto, lo que se llamaba ramalillo de dos ramales.

Alrededor del aro, por dentro, se colocan varios juncos (un manojillo) y por fuera, berceo (otra planta), que es más vistoso, de tal manera que se queda forrado gracias a la cuerda que dando vueltas sirve de sujeción.

El junco y el berceo, que forman el llamado ramal, se van empalmando y dando vueltas siempre con el mismo grosor.
 
Para unirlos, se cosen con la cuerda haciendo puntadas con una aguja, de tal manera que, por la parte exterior se vean las carreras (puntadas de forma paralela).
 
La aguja más apropiada es la llamada "lengua pájaro". La lengua de la aguja es conveniente meterla lo más perpendicularmente posible para que la cuerda, de esparto o pita entre mejor.

La vueltas deben ir unidas muy bien, hay que apretarlas con fuerza para que el serijo resista el peso de una persona.

Las carreras se distribuyen a una calculada distancia entre la circunferencia del serijo para que resulten pares, favoreciendo así la simetría de los adornos postreros.

Para adornar y dar fuerza al serijo se le añade dos rulos, uno en la parte inferior, roza en el suelo, y otro en la superior, hechos con junco por dentro y forrados con la misma cuerda de coser.
 
Con un tinte especial, propio de cada artesano, se consiguen unos colores en la cuerda o en hilo grueso, que alternados, le dan vistosidad.
 
Tiempo ha, en la majada, cuando aún no existía en el mercado la cuerda de pita, los ramalillos se tintaban con agua caliente en el recipiente que se tenía más a mano, multiuso.

Además de los rulos, se hacen adornos dibujando figuras geométricas, creación del artesano, con la pita de colores.

La pleita de esparto se elabora entrelazando varios ramales para hacer la tapa.

Sobre una base entrelazada y cruzadas de cuerdas, se suele poner un material blando, esponja, por ejemplo, y ésta cubrirla con la tapa de esparto .
 
El serijo se corona con una piel de cordero lechal sin curtir previo lavado con detergente para que quede limpia y blanca.

Enseres hechos de esparto

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